Riesgos estructurales en tres ciudades por sismos

Categoría: Estado Publicado el 25 Febrero 2018
Escrito por ecos


Xalapa, Ver., 25 de Feb. (SPI).- En zonas urbanas de Xalapa, Veracruz y Orizaba existe riesgo estructural ante futuros eventos sísmicos, alertó un estudio de la Universidad Veracruzana (UV).

De acuerdo con el estudio Amenaza Sísmica Probabilística del Centro de Ciencias de la Tierra de la UV, se vislumbran aceleraciones máximas y riesgo a nivel estructural debido a existen antecedentes históricos de eventos sísmicos ocurridos en el siglo pasado.

El académico y autor de la investigación, Gilbert Francisco Torres Morales, explicó que gracias a estudios previos de microzonificación sísmica efectuados en zonas de Xalapa, Veracruz y Orizaba, ya se contaba con un recuento de datos del área urbana, hidrografía, geotecnia, así como diferentes tipos de suelo.

“La microzonificación sísmica integra información disponible de los suelos y la vibración ambiental, con esto podemos identificar zonas donde los suelos amplifican las ondas sísmicas”, explicó.

Los resultados preliminares de la investigación, muestran que en el estado de Veracruz se obtendrían aceleraciones máximas del terreno para periodos de retornos establecidos y estructurales ante un evento sísmico.

“El conocimiento de las condiciones regionales de ocurrencia de eventos peligrosos, así como las características reportadas sobre eventos históricos, proveen una primera idea del potencial de los fenómenos que amenazan la región”, expuso.

La entidad veracruzana ha sufrido daños importantes debido a sismos de gran intensidad. Después del ocurrido en la Ciudad de México en 1985 con seis mil víctimas, el de Xalapa sucedido en 1920 ocupó el segundo lugar del país con 650 personas fallecidas y, el de Orizaba de 1973 es el tercero, con 539 muertos.

El experto en ingeniería sísmica, precisó que para Xalapa el periodo de retorno (tiempo en que volvería a repetirse un evento sísmico similar) es de 100 a 150 años y para Orizaba entre 75 y 100 años, aproximadamente.

“En este último municipio, por ejemplo, el sismo fue de profundidad intermedia de subducción intraplaca, que para la región central del estado de Veracruz son de los más dañinos”, dijo.

Resaltó que en la década de los setenta la mayoría de las viviendas eran de un solo piso y en la actualidad se pueden observar edificaciones de hasta tres o cinco niveles, lo cual representa un riesgo estructural de altas proporciones.

“Se ha identificado que el periodo fundamental del suelo en muchas partes de estas áreas urbanas coincide con el periodo de las estructuras, por tanto las aceleraciones serían más intensas.”

Los fenómenos extremos hidrometeorológicos desencadenan deslizamiento de laderas; de allí que el número de víctimas del sismo de 1920 fue a consecuencia del deslizamiento de laderas.

Recomendó al gobierno impulsar estudios de microzonificación sísmica en áreas urbanas con estudios de vulnerabilidad sísmica estructural, a fin de identificar zonas de colapso ante un evento sísmico; así como invertir en equipo sofisticado de monitoreo para instalarse en zonas urbanas.

“Es necesario identificar edificaciones antiguas y altas que son las más peligrosas; de ahí la necesidad de reglamentar para contribuir a que se construyan estructuras más seguras. Las ciudades como Xalapa, Orizaba y Veracruz, tienen edificaciones históricas y requieren de estudios de vulnerabilidad”, insistió.

El estudio: “Amenaza sísmica probabilística considerando efecto de sitio en zonas conurbadas del estado de Veracruz”, será presentado en breve a las autoridades estatales para la toma de decisiones.

“Gracias a este trabajo se contará con un compendio de información que incluye, además de la amenaza sísmica probabilista, aspectos de inundaciones y deslizamiento de laderas”, dijo.

También contribuirá a enriquecer los atlas municipales y estatales de riesgo, estudios con los que pocos estados y municipios en el país cuentan.

La investigación fue realizada por el CCT y financiada por los Fondos Mixtos del Consejo Nacional de Ciencias y Tecnología (Conacyt) y el Gobierno del Estado de Veracruz.

También contó con el respaldo de investigadores y estudiantes de la UV y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).