El solitario y pleitero adiós de Pitol

Categoría: Zona Conurbada Publicado el 13 Abril 2018
Escrito por ecos


Xalapa, Ver. 12 de Abr (SPI).- El cuerpo del laureado escritor Sergio Pitol Deméneghi esperó turno para su cremación en las instalaciones de la funeraria Bosques del Recuerdo.

Vestido con su traje gris y boina del mismo color, reposaba en el féretro de madera que llegó escoltado solo por algunos familiares que acudieron hasta este lugar rodeado por árboles frondosos y un silencio sepulcral.

El pleito que inició en 2009 el primo Luis Deméneghi y la sobrina Laura Deméneghi para tener la custodia del Premio Cervantes de Literatura 2005, alejó a los más cercanos y queridos amigos.

Pocas son las historias que se contaron sobre él durante el tiempo de espera, algunos de sus familiares prefirieron atender llamadas telefónicas; otros comentaron sobre sus viajes al interior de la República. Los menos hablaban de la personalidad o trabajo del escritor.

Cerca de 15 minutos pasaron hasta que el ataúd atravesó las puertas de la administración y con ello inició el proceso de cremación que duraría tres horas para reducir a cenizas a una de las mentes maestras que eligió a Xalapa como su hogar.

A la salida de la sala de velación, las flores como testigos mudos del cariño que los muchos le tuvieron, no fueron llevadas al destino final del maestro.

Pero también como testigos del pleito y vendetas personales de Laura, quien utilizó el fiunerar para arremeter contra todos sus enemigos.

La mujer, cuyo padre desde el 2009 intentó legalmente declarar incapacitado mentalmente a Pitol para hacerse cargo de la custodia, señaló a la rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Ladrón de Guevara, de jamás haberle entregado recursos por regalías y de poner en riesgo la salud del viajero constante.

Arremetió contra el actual director de difusión cultura de la casa de estudios, Rodolfo Mèndoza, un promotor cultural ampliamente conocido y coautor de obras con Pitol, a quien acusó de lucrar con Sergio.

Y criticó la labor de Adelina Trujillo, la ahora ex Procuradora de la Defensa del Menor, la Familia y el Indígena del Sistema Estatal para el Desaarrollo Integral de la familia, organismo asistencial que cuidó a Pitol desde septiembre del 2014 hasta diciembre del 2016.

Laura, la joven que obtuvo la custodia a finales del 2016, cuando llegó al gobierno Miguel Àngel Yunes Linaresno ha recibido respuestas. Preefieron recordarlo como era en vida.

Pitol Deméneghi tenía una bondad natural y un optimismo desbordado que en varias ocasiones provocó regaños de su amigo el escritor Carlos Monsiváis, recuerda con una sonrisa el ceramista Gustavo Pérez.

Uno de los pocos amigos que acudió al Memorial Bosques del Recuerdo, admite que su amistad comenzó hace 26 años como ocurre con todos los cariños "de manera natural".

Admirador desde muy joven del autor de "Domar a la divina garza", relata que el escritor siempre creyó que el mundo podía salvarse, "de alguna manera".

"Tenía una mirada muy aguda y en lo personal y práctico tenía una capacidad para admirar con optimismo todas las cosas; le salía con naturalidad y esto hacía que su amigo Carlos Monsiváis lo regañara con mucha frecuencia, le decía que cómo podía ser tan ingenuo".

Por ello, para él la mejor forma de honrar su memoria no es con homenajes en donde se hable de él --como han propuesto un sinnúmero de instancias-- sino leyendo sus obras.

"Claro que son merecidos, pero confieso que se me hace excesivo porque es más importante leer a Sergio Pitol que estar en un salón en el que se dicen cosas que unos saben y otros no, y que no son tan importantes".

Dijo que los libros de Pitol Deméneghi son su más importante legado, que además habido reconocido "aquí y en China".

"Que le entren, se van a dar cuenta de cosas muy especiales y particulares, es el lenguaje de un artista. Leer 'Domar a la divina garza' puede ser muy divertido y que deja ver capacidad de la mirada de Sergio Pitol para revelar lo grotesco del alma humana".

Otro lo recuerdan como aquel enero del 2015, cuando Pitol estaba parado sonriente frente a la fotografía donde se le observaba recibiendo el Premio Cervantes de Literatura.

La afasia primaria progresiva, una enfermedad que era incipiente en su persona aún le permitía hablar algunas frases, caminar y sonreír, aunque con dificultades, en su vivienda de la ciudad de Xalapa, capital de Veracruz.

-Que le falta maestro? El premio Nobel de Literatura?, se le preguntó.

Pitol levantó las manos, sus dientes chuecos y amarillentos sobresalieron en su rostro y soltó : "no importa, no importa".